Recuerdo que en 4to de bachillerato nos daban la materia de contabilidad, a mi particularmente me gustó mucho porque me hacía sentido. En esta asignatura no estábamos descubriendo nada, ni memorizando conceptos, simplemente aprendíamos a pasar balance. Y ese balance estaba enfocado a problemas matemáticos – financieros, la premisa para resolverlos era documentar tanto lo que entra como lo que sale para evaluar como andaban esas cuentas, al final dependiendo de sus estatus estábamos en ganancia o en pérdida.
Ante cada problema que nos asignaba la profesora, me encantaba buscar donde se ocultaban los datos que no me permitían cuadrar mi cuenta. Y así, las personas que se dedican profesionalmente a esto lo hacen, estableciendo qué entra y qué sale. Si la cuenta esta en ganancias (números verdes) o en balance negativo (números rojos) y si es ésta última, buscar la manera de recortar gastos con el propósito de generar ganancias o al menos no generar pérdidas.
Imagínate si eres un emprendedor/a y te has decidido a poner tu negocio, sería insostenible con el tiempo mantenerlo a flote si cuando llega el tiempo donde esperabas obtener ganancias aún está apenas facturando. En esos momentos, toca plantearse cerrarlo o dejarlo abierto y si se queda abierto modificar el plan de negocios con todo y estrategia, en un intento de que funcione. Este ejemplo lo podemos aplicar, en todo lo que emprendemos, no solamente un negocio, puede ser en una relación de amistad, una relación amorosa, un proyecto laboral, una decisión que tomar y sucesivamente.
A veces invertimos mucho, hasta casi todo lo que tenemos en algo o en alguien, cuando pasa el tiempo en que estamos en época de ver los frutos de esa siembra vemos que no hay ni uno, queremos perseverar porque ya hicimos la parte más difícil – que era lanzarnos a emprender – entonces seguimos y modificamos la estrategia, el método con todo y abordaje, para al final ver que aún estamos en rojo y ya no tenemos más capital para invertir. Es ahí, cuando nos sentimos derrotados, quizás hasta sin mucha esperanza donde nos toca sincerarnos y pasar cabalmente factura y balance, porque es que por más que intentamos ya no nos cuadra más la caja.
Les deseo muchas fuerzas para que puedan poner en balance las áreas de sus vidas donde hay más egresos que ingresos, porque eso nos desgasta nuestro bienestar mental y emocional, lo cual influye mucho en nuestra salud física. ¡Gracias por acompañarme y seguir creando una cultura de salud!
Foto: Tomada del Internet
