¡Hola!
Hoy te quiero hablar de una de las condiciones de salud que se dan en el trabajo. Este tipo de afección son conocidas como enfermedades ocupacionales y dentro de ellas está el asma. El asma ocupacional al igual que el asma tradicional es causado por exposición a alergenos a los cuales somos sensibles o por la exposición a sustancias irritantes o tóxicas. Esto ocasiona inflamación de las vías respiratorias bajas, específicamente a nivel de los bronquios.
Como respuesta a la inflamación, se produce hiperreactividad bronquial. Esto conduce a los síntomas que clásicamente conocemos como dificultad respiratoria, tos, sensación de presión en el pecho y sonido al respirar (sibilantes), sensación de quedarse casi sin aire, cogestión nasal, lagrimeo y aumento de la producción del moco nasal. La severidad de tus síntomas depende del tipo de partícula a la que te expones, la duración de la exposición y de tu sistema inmunológico.
Entendemos que el asma es ocupacional cuando los síntomas se aparecen en el lugar de trabajo, cuando mejoran luego de unas vacaciones o los fines de semana y cuando al evitar la exposición que sospechamos ser la causante de nuestros síntomas, estos desaparecen. La recomendación es que una vez identifiques que hay algo en tu lugar de trabajo a lo cual estás haciendo este tipo de reacción evites exponerte a ella. Mientras más tiempo te expones a esos o ese alergeno, más probable son tus chances de padecer asma de por vida.
Casi todos los lugares pueden implicar un riesgo de sufrir de esta condición, en especial, si la persona es alérgica, sufre de asma de por sí o fuma. Entre los ambientes de trabajo más afectados están los reposteros, los trabajadores de plantas de producción de detergente, fármacos, metalúrgicas, plásticos, hospitales y/o laboratorios. Asimismo, se ven afectados los agricultores, los carpinteros, los soldadores y muchas otras profesiones. La clave radica en escuchar tu cuerpo y detectar los síntomas lo antes posible.
Para diagnosticar y tratar esta condición debes asistir a tu médico internista, dependiendo tu caso puedes ser visto por un neumólogo (especialista en vías respiratorias). Te indicaran pruebas de sangre para ver cómo están tus defensas y de ser necesario una espirometría, que es un estudio especializado que mide tu función respiratoria. Además, de algún posible estudio de imagen. En cuanto el tratamiento, evitar la exposición es lo principal, seguido de medicamentos como el albuterol, budesonide y los fármacos se ponen más fuertes mientras peores sean los síntomas del paciente.
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